‘El Taulí en el marco de la sanidad pública’, por Manuel Navas (FAVS)
ARTICLE D’OPINIÓ
Manuel Navas. Presidente de la FAVSabadell
Debemos congratularnos por las remodelaciones de espacios y los nuevos y necesarios equipamientos construidos en el hospital Taulí que servirán para ofrecer mejor servicio a la ciudadanía que están en la línea de convertirlo en un hospital de referencia. Conviene recordar que, si bien es cierto la inversión es una decisión política, también lo es que, probablemente, hubiera sido más difícil que se llevase a cabo sin la lucha popular contra los recortes llevados por la Generalitat durante más de una década y reivindicando una sanidad pública, de calidad, con recursos y universal. Estamos por tanto de enhorabuena en un doble sentido.
Dicho lo anterior no olvidemos que, como existen carencias, habrá que continuar apretando para destapar vergüenzas y despertar sensibilidades de quienes, teniendo competencias exclusivas sobre el tema, son quienes decide los recursos que le destina en función de sus prioridades políticas que, desde la perspectiva de la sanidad pública, se deberían ser el creer en el modelo y destinar los recursos necesarios. Al respecto unas notas. Atención hospitalaria y urgencias. Abordarlo con rigor implica eliminar el agravio comparativo que padecemos en el Vallés Occidental-Est (territorio de referencia del Taulí para más de 400.000 personas) respecto a la ratio de camas que, aún con las nuevas creadas, sigue estando por debajo de la media de Catalunya. Una situación que afecta directamente a unas urgencias que, más allá del buen hacer voluntarioso del personal sociosanitario, se colapsa habitualmente, en buena parte, por la imposibilidad de realizar el drenaje necesario al faltar camas lo que hace más incompresible la pasividad de la Generalitat con el Hospital Ernest Lluch (Cerdanyola-Ripollet) cuya construcción lleva esperando más de 10 años.
Asistencia Primaria. Es inaceptable que, siendo la base de la sanidad pública, carezca de un modelo social a seguir a partir del cual, planificar estrategias ante la evidente degradación que sufre y cuya solución no pasa ni por medidas reactivas, ni experimentos organizativos en busca de la misión imposible de “optimizar” la precariedad. Un modelo que necesariamente debe contemplar un servicio de proximidad y humano, compuesto por profesionales de medicina de familia, pediatría, enfermería, odontología, salud mental, trabajo social y de atención a la ciudadanía, preparado para ofrecer una atención integral. Y el modelo da las pistas para conocer hacia dónde se dirigen las políticas públicas y qué medidas van en esa dirección y cuales en la contraria.
Falta personal sociosanitario. Es el síntoma de las nefastas políticas de la Generalitat desde hace años y que ahora forma parte del argumentario de los culpables de esta insostenible realidad que exige soluciones. De entrada y parafraseando al presidente de los EEUU Joe Biden, “¡páguenles más y trátenles mejor!”, podría ser un comienzo para revertir la situación.
Después de todas las vicisitudes que han padecido, no es fácil volver a ilusionar, se necesita una estrategia que fomente la opción de los jóvenes hacia la medicina en todos los terrenos (familia, especialistas, enfermería, etc.). A los problemas estructurales se suman los daños colaterales fruto de la deplorable gestión como el incremento de las listas de espera, las limitaciones de visitas presencial, la falta de especialistas, las decisiones unilaterales como la concentración de la pediatría, la infradotación presupuestaria de la Asistencia Primaria, etc., que responden más a experimentos gerenciales que al sentido común. Sin menoscabo de poner en valor lo ejecutado en el Taulí, seguimos reclamando un diagnóstico riguroso y consensuado con los actores sociales que sirva para planificar una estrategia que, teniendo en cuenta la evolución demográfica y social, atienda las necesidades reales de la población a corto, medio y largo plazo, en aras a una sanidad pública, digna de ese nombre.
9 agost 2022